Vinos de parcela
Carlos Mazo es uno de esos jóvenes viñateros riojanos que están generando una nueva concepción en la vitivinicultura de esa región, una nueva línea de trabajo que se centra en la tierra y en el oficio, en la recuperación de las tradiciones y en hacer vino auténtico, respetando todo el trabajo bien hecho anteriormente en el territorio, dando la espalda a las exigencias y corrientes del mercado.
Y además lo hace en la Rioja Baja, actualmente llamada Rioja Oriental, en la zona de producción, dentro de este famoso territorio que es La Rioja, más maltratada y peor considerada históricamente, una zona con una importante influencia climática mediterránea que la hace cálida y seca. Forma parte del Valle del Ebro donde durante la replantación posfiloxérica se cultivó de forma masiva una Garnacha productiva.
En esta región oriental hoy en día hay extensos viñedos en planicies de suelos aluviales que durante muchos años los agricultores han estado cultivando buscando grandes rendimientos, utilizando todo aquello que ofrecía la industria enológica como maquinaria, fertilizantes químicos y regadío. Unos viñedos que han proporcionado durante muchos años gran cantidad de una uva de baja calidad con la que las cooperativas de los pueblos han hecho vinos con un perfil bajo, de carácter rústico, concentrado y alcohólico. Esta tendencia generalizada que se ha dado en esta parte del Sureste de La Rioja ha estado durante años claramente en contraposición a la corriente que se ha dado en las zonas del Norte, en la Rioja Alta y en la Rioja Alavesa, cuya corriente en general ha estado centrada en la voluntad de producir vinos más finos y elegantes con la variedad Tempranillo.
Recuperando viejos viñedos de Garnacha
Pero, afortunadamente, en esta parte Sur de la Rioja se han conservado unos pocos viejos viñedos en vaso, viñedos que durante generaciones familias de pequeños viñateros han mantenido vivos realizando un cultivo tradicional que hoy en día diríamos orgánico. Son estas viejas vides las que una nueva generación de jóvenes viticultores del territorio están recuperando y cultivando artesanalmente para que estas cepas cansadas y maltrechas les den uvas de calidad que puedan mostrar la esencia de este lugar. Es a partir de estos viñedos con los que Carlos Mazo ha puesto en marcha su pequeño proyecto familiar llamado Vinos en Voz Baja.
“Vinos en voz baja nace en un pueblo de La Rioja Baja, Aldeanueva de Ebro, al norte de España. Aquí cultivamos las viñas de nuestros padres, nueve parcelas que suman unas 6 ha. y por primera vez en la familia comenzamos a hacer los vinos. En el garaje se pisan las uvas y se trasiegan los vinos. Somos Carlos, Isa y Tirso, y desarrollamos nuestro trabajo como pequeños productores en la región para la difusión y venta de los vinos embotellados”
El garaje de su casa que utiliza como bodega está en Aldeanueva de Ebro, a 14 km de Alfaro, uno de los municipios con mayor extensión de viñedos de toda la Rioja. Alrededor del pueblo la familia de Carlos tiene 8 pequeñas parcelas plantadas con las variedades autóctonas Garnacha, Graciano, Viura y Pasera. Son parcelas singulares, situadas en diferentes municipios como Aldeanueva, Autol, Alcanadre, Ausejo, Alfaro o Calahorra, en el paraje de Hoyo Conejo o en la Sierra de Yerga. Son viñedos situados en planícies y suaves laderas, a unos 300 metros de altitud, sobre suelo sedimentario aluvial, la mayoría con gran número de cantos rodados.
Los terrenos los cultiva de forma manual y ecológica, sin herbicidas ni pesticidas, como siempre lo hizo su familia. La vinificación de los vinos es igualmente manual, con la ayuda de la familia y los amigos, como es tradición, como él dice, con “tecnología puntera”… Las fermentaciones se hacen por parcelas, con parte del raspón, con fermentaciones espontáneas donde trabajan las levaduras autóctonas, en pequeños depósitos de plástico o en barricas abiertas. Las crianzas se dan en barricas de madera usada. Todo sin aditivos enológicos, sólo una dosis mínima de sulfuroso en el embotellado.
Vinos frescos en la Rioja Oriental
Por ahora comercializa dos vinos que llama Costumbres, un blanco y un tinto, aunque andan experimentando con otras formas de hacer vino y hace un vino en muy poca cantidad de botellas que no comercializa de forma regular, su Outsider, pero que es demostrativo de cómo Carlos tiene una nueva perspectiva sobre cómo es la expresión natural de la Garnacha de calidad al desnudo en este territorio.
LOS VINOS EN LA STORE
Costumbres blanco 2018 – Su vino blanco lo hace con Viura y un poco de la casi desaparecida cepa autóctona llamada Pasera. Son uvas procedentes de vides de más de 60 años situadas en los parajes de Las Planas y Yasa de las Cuevas-Montote. El vino ha permanecido madurando en barricas usadas de roble francés durante 8 meses. Es un vino de perfil acerbo, que se expresa en juventud austero y alargado con un carácter aromático a pedernal y vegetal, con sutiles notas afrutadas a cítricos y fruta blanca, con recuerdos a hierba de monte como manzanilla, anís y romero, y a flores blancas y hierba seca.
Costumbres tinto 2018 – Es un vino tinto está hecho con Garnacha y es una sorpresa por su fresca expresión frutal y, sobre todo, por la profundidad de aromas que transmite. Es un vino tinto con materia en boca pero con un perfil fluido y vital, de marcada acidez y muchas dimensiones aromáticas. Muestra una compleja fragancia de fruta roja ácida y crujiente, notas a matorral, a piedra, a regaliz, a ahumados, a flores secas y especias picantes… Tras la fermentación, el vino pasa a envejecer en barricas usadas de roble francés que reposan en una vieja bodega subterránea situada en la antigua plaza de la iglesia renacentista de San Bartolomé, un viejo lagar rupestre subterráneo del pueblo de los que, por suerte, aún se conservan muchos en La Rioja, aunque muy deteriorados, lugares frescos donde las condiciones de temperatura y humedad son perfectas para la maduración del vino.
Outsider 2018 – Este es su vino tinto experimental. Está hecho con Garnacha y un poco de uva blanca Pasera. Es un vino singular por su método de elaboración, ya que, tras el pisado del racimo entero y la fermentación espontánea con el raspón (Carlos dice que está hecho con una “maceración raspónica”…) el vino resultante ha estado madurando dentro de 11 damajuanas de cristal. La primera vez que Carlos hizo este vino en 2016 le ofreció un sinfín de caminos nuevos para experimentar con la cepa Garnacha, y eso es Outsider, un vino singular fruto de la libertad, una sorpresa… un vino tinto puramente riojano definido por una fresca expresión frutal y una profundidad de aromas territoriales que lo hace complejo y especialmente auténtico. Es un vino sin nada añadido, tampoco sulfuroso, pura fruta, pura energía, de perfil muy fluido y con una marcada acidez, casi un clarete, con esa maceración con el raspón que lo hace aún más vibrante y vital. Muestra una fragancia preciosa de fruta roja ácida y crujiente, con notas balsámicas, a matorral, a especias, pedernal y flores de monte… Bébelo algo fresco sobre los 12-14ºC.
“… no sabemos cómo definir El Outsider. Quizá sea lo peor que hacemos, lo más astringente y desequilibrado, lo más verde, o sobremaduro… o, simple y llanamente, sea lo mejor. Queríamos hacer un vino, o hacer vino; nos gustaba la idea de que pudiera competir con las bebidas gaseosas refrescantes de las meriendas. Lo guardamos en garrafones de cristal porque no encontramos otro sitio mejor, y desde entonces no hemos encontrado sitio mejor. Y cuando lo fuimos a embotellar pensamos que si añadíamos sulfuroso revolveríamos la parte más turbia que ya estaba en el fondo del garrafón, así que no se lo añadimos. Se llama así, como una canción de nuestro cantante favorito Ángel Stanich, y la etiqueta está inspirada en uno de sus E.P. El Outsider es un homenaje a los amigos que se juntan y se toman unas cañas, o unos vinos, (o unos chatos) y que si me apuras, se juntan y hacen vino”
Todos estos vinos también puedes encontrarlos en nuestra tienda de la calle Diputació, 251 08007 de Barcelona, ven a vernos o nos llamas al T. 934874002