Descripción
Esta pequeña bodega familiar la puso en marcha a finales del s.XIX un agricultor llamado Giovanni Menti para producir vino de consumo doméstico a la vez que cultivaba árboles frutales y verduras. No fue hasta principios de los años 1970 cuando la familia comenzó a embotellar los vinos y comercializarlos dentro de las Denominaciones de Origen Gambellara, Recioto de Gambellara y Vin Santo di Gambellara.
Desde 2002 está al frente de la producción Stefano, nieto de Giovanni, quien ha transformado la agricultura hacia la metodología orgánica y biodinámica con procesos totalmente manuales y sanos obteniendo muy bajos rendimientos. Hoy esta familia tiene un viñedo espectacular donde reina la biodiversidad y un suelo sano y equilibrado.
Cultivan 7,5 has de viñedos en los pequeños pueblos llamados Gambellara y Lessini, al norte de Verona, y del famoso pueblo de Soave, al suroeste de la preciosa ciudad de Vicenza. Es un lugar de clima frío y húmedo, en las estribaciones de los Alpes (Dolomitas), una climatología algo temperada por la influencia del mar Adriático. Las cepas crecen sobre suaves colinas onduladas de suelos volcánicos con una gran proporción de basalto, siempre rodeadas de huertos y árboles frutales. Tienen una edad entre 30 y 90 años y el sistema de conducción es el tradicional y elevado de la zona conocido como “pergola veronese”, un sistema que permite conseguir más bajos rendimientos en terrenos fértiles, mayor exposición solar y evitar los problemas de enfermedades de hongos y mohos producidas por la humedad.
Con una uva de gran calidad, en la bodega trabajan igualmente de forma sencilla, sin intervención de productos enológicos ni tecnología, como siempre se ha hecho, con fermentaciones espontáneas en los viejos depósitos de cemento que se han conservado en la bodega, sin utilizar aditivos ni levaduras seleccionadas y con estabilizaciones naturales, procesos simples y artesanales utilizados para conseguir mantener en los vinos toda la singularidad del territorio. Stefano es un gran defensor de la levadura autóctona, y como él dice “sì, si può tranquillamente vivere senza lieviti selezionati. Solo un po’ meno comodamente».