Descripción
Desde la década de 1990, Massimo y Massimiliano, padre e hijo, han cultivado sus propias pequeñas parcelas de vides situadas en las laderas del Norte del Etna, algunas de gran calidad como Passopisciaro, Calderara y Solicchiata. Son 7 hectáreas de parcelas con plantas de diversas edades, algunas centenarias y sin injertar, cepas de las antiguas variedades sicilianas Nerello Mascalese y Nerello Cappuccino conducidas con la tradicional poda en vaso llamada “alberello”, un sistema libre de poda que se ha utilizado de forma tradicional especialmente en Sicília y que permite que la salvia de la planta circule mejor y así obtener fruta de más calidad y rendimientos más bajos, un sistema de poda muy laborioso que, a causa de la imposibilidad de mecanizar el cultivo y la vendimia, poco a poco se ha ido perdiendo su utilización en las nuevas plantaciones. Por suerte, hoy en día algunos pequeños productores, como la familia Calabretta, lo recuperan y mantienen.
Sus viñedos están ubicados en terrazas sostenidas por muros de piedra seca muy antiguos que ellos reforman manualmente año tras año. El trabajo que hacen en el campo sigue las formas tradicionales y sencillas de la viticultura centenaria del Etna, de forma orgánica, sin productos químicos y haciendo todas las labores a mano con la azada. Este tipo de cultivo regenerativo, junto a la altitud de los viñedos, que está sobre los 700-800 m, y el viento constante, facilita la salud de las cepas y la lucha natural contra las posibles enfermedades, por eso en el campo solo han de hacer unos pocos tratamientos de superficie con azufre y sulfato de cobre.