
Complemen’Terre Le Breil 2017
La Haye Fouassière / Nantes / Pays de Loire/ Francia
« Nous aimons notre produit et ne souhaitons pas prendre les risques qui nous mettraient en péril. Le plus sain c’est l’équilibre de chacun, du bonheur des vendangeurs au sourire des enfants , à la motivation qui progresse jusqu’à votre plaisir de boire un vin bon et qui fait du bien avant même d’avoir été consommé ».
Manuel Landron y Marion Pescheux son una pareja de jóvenes vignerons en La Haye Fouassière, en el llamado vignoble Nantais EN la costa del Valle de la Loire. Tras unos años trabajando en viñedos de Chile junto a Louis Antoine-Luyt y EN Nueva Zelanda, y otros tantos en viñedos de la vecina zona Montlouis, iniciaron su proyecto vitivinícola en su región natal de Nates en el año 2013. Manuel es hijo del vigneron Jo Landron, quien les ayudó a iniciar su propio proyecto al que llamaron Complémen’Terre.
Las 4 parcelas que cultivan suman un total de 8,5 ha y están a una altitud de alrededor de 50 metros. La Haye Fouassière se sitúa en la parte sur del Massif Armoricain, gran macizo que conforma toda esta parte noroeste de Francia de las regiones de Bretagne, Normandie, Nouvelle-Aquitaine y el Pays de la Loire. En esta parte Sur, desde Nantes hasta las regiones de Anjou y Vendée, una zona dibujada por los ríos Maine y Sèvre que generan infinitos valles y laderas, los suelos están compuestos por roca madre de granito que conforma la base de los viñedos. En la superficie se encuentran multitud de otros tipos de suelos, principalmente de origen metamórfico o volcánico generados entre el Precámbrico y el final de la Era Primaria, suelos como el gneiss, orthogneiss, anphibolite, gabbro, serpentinite, grès y micaschistes, y algo de suelo sedimentario compuesto por areniscas y limo. Los viñedos de Complémen’Terre están compuestos principalmente de orthogneiss, anphibolite y una parte también de arenisca (arcilla de grava). Cultivan 2 variedades, la principal es la tradicional de la región llamada Melon de Bourgogne o Muscadet (8 ha) y tienen también algo más de media hectárea de Folle Blanche.
Su cultivo está basado en una respetuosa agricultura con métodos siguiendo parte de Biodinámica. Obtuvieron el certificado de Nature et Progrès en el 2018. Todo el trabajo se hace a mano, tanto en el viñedo como en la bodega, trabajando sin productos fitosanitarios ni aditivos, respetando la integridad del carácter de la fruta y de cada parcela, por eso elaboran muchas cuvées diferentes pese a la pequeña producción que hacen, “nous aimons la diversité des terroirs et des modes de vinification, la cave est ainsi notre « terrain de jeux », c’est pour cela que nous produisons 9 cuvées”.
¿CON QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO LO BEBO?
En la bodega las fermentaciones son naturales a partir de un pie de cuba que generan una semana antes de la vendimia y todos los procesos que se hacen sigue el calendario lunar. Aunque hacen continuas experimentaciones, los vinos generalmente no se maceran con las pieles. Sí que hacen la transformación maloláctica y se mantienen madurando bastante tiempo junto a las lías. Para los procesos de vinificación y crianza utilizan depósitos de cemento y la madera neutra y usada de barricas, demi-muits y foudres. Sólo se añade, si es necesario, una pequeña de cantidad de sulfuroso (máximo 40 mg / l en total) al final del proceso antes de embotellar los vinos, que se hace sin clarificación.
Este vino llamado Le Breil del 2017 que te envía Super Cyclo está elaborado con 100 % uva Melon de Bourgogne procedente de una parcela de 0,5 ha con el mismo nombre y con suelos de orthogneiss y cuarzo. La vinificación fue muy sencilla; la uva se prensó directamente muy suavemente y el mosto pasó a fermentar en una tina de acero inoxidable donde también hizo la transformación maloláctica y maduró junto a las lías durante 17 meses. El embotellado se hizo manualmente sin filtración ni clarificación y una pequeña dosis de sulfuroso (20 mg / l de sulfitos totales). Es un vino blanco de perfil atlántico, con apenas 12,5 % alc / vol. Inicialmente se muestra fresco y apretado, salino y mineral, pero enseguida coge amplitud en la boca y se vuelve untuoso y expresivo, siempre avivado por una matriz de acidez y mineralidad que lo hace alargado, persistente y energético. Tómalo fresco pero no demasiado frío, sobre 10-12 ºC grados estará bien, y en copas grandes de tipo vertical. Estará perfecto con platos de marisco y pescado ya que es un vino eminentemente de mar, con ostras es un clásico maridaje territorial de la zona, pero también acompañará muy bien platos de carnes blancas, de verduras, patés o quesos de pasta blanda y corteza enmohecida.
Agrícola Macatho Allípallá 2017
San Nicolás / Región de Ñuble / Secano Interior / Chile
Agrícola Macatho es un pequeño proyecto puesto en marcha por la pareja de viticultores formada por la chilena Macarena del Río y el francés Thomas Parayre. Es un proyecto esperanzador basado en generar pequeñas producciones parcelarias de vinos naturales a partir de la recuperación y cuidado manual de viejos viñedos situados en el Sur profundo chileno de los Valles de Itata y del Maule.
Macarena y Thomas, como otros muchos pequeños viñateros chilenos independientes, producen vinos campesinos simples y puros, los vinos “de toda la vida” de la gente que vive en el campo, vinos que allí llaman pipeños, una tipología que está reviviendo en Chile mientras genera una nueva visión de lo que es un vino de calidad lejos de las guías, los premios, el supuesto progreso y de la evolución de la industria enológica. Son vinos elaborados con viejísimas cepas sin injertar de variedades muy antiguas sin mutar que llevaron hace siglos los colonos europeos, principalmente desde España. Son variedades como País, conocida también como Uva Corriente, Moscatel, Granacha, Cariñena o Cinsault. Son vinos de factura simple, cuidando la calidad del fruto en el viñedo, despalillando los racimos en zarandas y fermentando los mostos en lagares de cemento sin control de temperatura y sin añadido alguno. Las crianzas se hacen en viejas barricas de madera hechas con madera de un árbol nativo llamado raulí, pero por poco tiempo, ya que no pretenden ser vinos finos por su crianza y generalmente se vende cuando son jóvenes y están exultantes de fruta viva, con uno o dos años de vida. Vinos campesinos a rebosar de autenticidad que está generando, dentro del pequeño mundo del vino artesanal, una especie de orgullo y de esperanza sobre el patrimonio que se conserva en el Sur de ese país, no sólo a nivel de cepas de vitis vinifera antiguas que ya casi no existen en otros lugares del mundo, sino que también en formas de hacer el vino que no han cambiado desde hace siglos.
¿CON QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO LO BEBO?
Este mes Super Cyclo te envía unos de sus vinos al que llaman ALLÍPALLÁ. La añada 2017 está elaborado con las variedades País en un 60 %, Garnacha tinta en un 25% y Mourvedre en un 15%, uvas procedentes de viejos viñedos del Valle del Maule. En la bodega todo el trabajo que han hecho para vinificar este vino es manual y tradicional, fermentando el mosto de forma natural con las levaduras indígenas y sin control de temperatura en lagares de cemento y madurándolo en viejas pipas de madera de raulí. Por la simplicidad en su elaboración se puede decir que este AllíPallá es solo jugo de uva fermentado. De apenas 12,5 % alcohol y sin sulfitos añadidos (2 mg/l) es un tinto de perfil fresco y vigoroso y muy aromático con bonitas fragancias a fruta roja ácida silvestre, a vegetales y flores, con notas a pimienta blanca, tierra y ahumados. Bébelo algo fresco sobre los 14-16ºC y en copas que permitan que se vayan abriendo. Por su sutileza aromática y su fluidez, parecerá un vino frágil, pero nada más lejos de la realidad, de hecho, puedes estirar la botella durante varias semanas e irás viendo su evolución manteniéndose siempre vivo, definido, abierto y perfumado.
Mesina Giovanni Battista Rozzo 2018
Pianello / Umbria / Italia
“I Vini di Giovanni” es Giovanni Battista Mesina, más conocido localmente como “el pastor que hace vino”. Sus vinos durante tiempo fueron destinados para el consumo en su pueblo pero, por suerte, con la ayuda del consultor y enólogo Danilo Marcucci, embotelló y empezó a comercializar una pequeña cantidad de su escasa cosecha del 2017.
La familia Mesina es originaria de Cerdeña, pero se mudaron al centro de Umbría cuando Giovanni era un niño en busca de pastos donde poder criar ovejas y hacer queso. Se instalaron en Pianello, un precioso lugar lleno de colinas al norte de Perugia. Allí el negocio familiar desde siempre ha sido la cría de ovejas, unas 1.000 tienen actualmente, y el trabajo diario en la pequeña granja que tienen con diversos cultivos como olivos, árboles frutales y unas tres hectáreas de viñedo. En este viñedo crecen una mezcla de las típicas variedades tintas de la región como Vernaccia Rossa, Sangiovese, Montepulciano y Cilliegolo, y también tienen plantada la variedad blanca originaria de Cerdeña llamada Vermentino. Giovanni siempre ha elaborado una pequeña cantidad de botellas de vinos de una manera intuitiva, autodidacta, sencilla y natural, vinos sencillos con la mínima intervención, sin productos químicos ni ningún tipo de aditivo, vinos llenos de autenticidad y territorio, “da uve vinificate naturalmente”.
¿CON QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO LO BEBO?
Hace tres vinos, unas 2.000 botellas de cada vino; un vino blanco vibrante y muy refrescante llamado “Il Vermentuzzo” que está elaborado con la uva sarda Vermentino; una locura de vino clarete que se llama “Il Chiaretto” un rosado mezcla de un 90% Vernaccia Rossa y un 10% de Ciliegiolo, y el vino que te envía este mes Super Cyclo, su “Il Rozzo”. Es su vino tinto elaborado con un 90% Sangiovese y un 10% Montepulciano, un vino de carácter rústico pero fluido, jugoso y maduro con una buena estructura y profundidad, muy fácil de beber, un vino ágil perfecto para tomarlo algo fresco sobre los 14-16ºC y en copas grandes para que vaya expresando todo el carácter del campo de Umbria. Por su frescor y fluidez podrás beberlo como aperitivo con embutidos italianos como prociutto o mortadella, y estará tremendo con patés, platos de pasta con verduras o de carne de cerdo como una baggiana de Perugia, un bocadillo de Porchetta o alguna carne asada con trufa negra de la región.
