Brouilly / Beaujolais / Rhône / Francia
Alex Foillard es hijo de uno de los productores del mítico «Gang of Four» de Morgon, el gran Jean Foillard, quien revolucionó el mundo del vino artesanal junto a Marcel Lapierre, Guy Breton y Jean-Paul Thévenet al reinterpretar la elaboración de los vinos del Beaujolais siguiendo las experiencias de Jules Chauvet, cultivando de forma orgánica y regenerativa con la máxima intervención de trabajo manual en el campo y, en la bodega, vinificando con la mínima intervención a nivel de productos y maquinaria, mantenido así toda la identidad y origen la cepa Gamay y del territorio del Beaujolais, una pequeña revolución que es el génesis de la actual aceptación y difusión de lo que hoy sería el «movimiento del vino natural”.
Total, que siendo discípulo de semejante estirpe, a Alex no le quedaba otra que seguir con esa pasión por el vino artesanal y especialmente por el singular terroir del Beaujolais. Estudió agricultura en el Lycée Agricole de Montpellier y la licenciatura en viticultura y enología en Beaune. Mientras estudiaba, siempre estuvo trabajando en la bodega familiar junto a su padre, mientras, hacía prácticas en otras bodegas de la región, de Borgoña, de Australia e, incluso, en Japón. A su regreso en el año 2015, a los 24 años, decidió poner en marcha su pequeña bodega, para lo que compró unas parcelas orientadas al norte, 1 hectárea llamada «La Folie» dentro de la AOC Brouilly, con vides de entre 30 y 50 años sobre suelos de granito y arenas, y otra hectárea llamada «Chavanne» con vides más viejas, de entre 60 y 65 años, en la parte baja de una ladera en la Côte-de-Brouilly con suelos de esquisto. La añada 2016 fue su primera cosecha y sus vinos una gran felicidad.
La influencia de su padre está en la esencia de su interpretación del territorio, trabajando, tanto el viñedo como la vinificación, de una manera coherente y artesanal, buscando una biodiversidad que equilibre el medio ambiente y que genere la identidad y el carácter propio de los vinos tradicionales de la región. Con este trabajo consigue fruta de gran calidad con la que realiza fermentaciones espontáneas en depósitos de cemento, haciendo maceraciones carbónicas tradicionales con el racimo entero, con las levaduras naturales, durante no más de 21 días y con bazuqueos los tres primeros días. Las crianzas son de medio año y se hacen en los mismos depósitos de cemento y/o en barricas viejas de madera usada. Los vinos se embotellan sin clarificación ni filtración y sin aditivos de ningún tipo, salvo una pequeña dosis de azufre.
LOS VINOS EN LA STORE
Los vinos de Alex reflejan la definición, profundidad, frescura y pureza que también se transmite en el estilo precioso de los vinos que elabora su padre, pero con un carácter más carnosos y matérico y no tan etéreo y delicado. La añada 2017 también contribuye en esta sensación más plena en boca ya que fue algo cálida, definiendo los vinos con un mayor extracto de fruta, una explosión de intensa fruta y energía acompañada de una sensación de frescor y acidez alta que los hace muy bebibles y placenteros, llenos de matices y jugosidad.
Hay que beberlos frescos, sobre los 14-16ºC, y en copas grandes de estilo Borgoña sirviendo muy poco para que se vayan oxigenando y se expresen cada vez más bonitos y profundos. Tómalos junto a platos grasos y sabrosos como patés y rillettes, con un paté en croûte, con quesos cremosos de corteza florida, con platos de carne de ave…